Por Sebastián Bustos, Ingeniero Civil y ex candidato a Concejal por Angol.
El
pasado 23 de Octubre el electorado habló fuerte y claro. El resultado no era
una sorpresa para el bloque oficialista, pero la cifra final de la derrota si
lo fue.
El
histórico 75% de votación obtenido por las ideas que abraza la centro-derecha
encarnadas en la persona de Enrique Neira son el reflejo que la gente ya no se
queda con las palabras lindas de la justicia social, mucho menos con los bonos
y demás condimentos.
Así
trabaja la democracia: ideas que comulgaban con un gobierno que ha frenado la
economía y según las encuestas cuenta con el rechazo del 70% de la población
era difícil que triunfaran en las urnas.
El
cambio de mando en el gobierno comunal que se efectuará el próximo 6 de
Diciembre es aire nuevo para Angol, es la oportunidad de proyectar la verdadera
capital de la Provincia de Malleco.
Estamos
en un punto en que las ciudades son el centro de la actividad, los
conocimientos, las redes, los capitales, la cultura y la entretención, la
conectividad pero también son el lugar de la contaminación, la congestión, la
delincuencia y el hacinamiento.
Los
angolinos estamos llamados a cambiar realidades, necesitamos cambiarlas para
mejorar la calidad de vida de los ciudadanos a la vez que garantizamos un
desarrollo económico compatible con la sostenibilidad social y ambiental.
Como
país hoy atravesamos un mal momento. La política ha mostrado ineficiencia ante
los cambios sociales y debemos poner el foco en el Chile del futuro, en las
preocupaciones de la clase media que valora lo que se ha construido y no olvida
las lecciones del pasado, que demanda que sus líderes se conduzcan con un
sentido patriótico, intachables en lo ético y con la grandeza que los haga
merecedores de llegar a conducir el estado, porque representan un proyecto
respetable y aspiran a un país mejor.
Todos
y todas quienes creemos en la libertad, en la igualdad de oportunidades y la
meritocracia debemos salir de la zona de confort. Debemos demostrar que
nuestras ideas son las que llevarán a nuestra gente a superar sus dificultades
y no otras.
El
definirnos defensores de las libertades nos compromete a generar los mecanismos
necesarios para que las personas puedan escoger los medios legítimos con los
cuales alcanzar la realización de sus proyectos personales.
El
compromiso con Angol y el Chile del siglo XXI es el perfeccionamiento de
nuestra democracia, del rol subsidiario del Estado y la economía social de
mercado, porque todas ellas están profundamente comprometidas con una libertad
creadora y responsable.
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